Certezas que se pierden en una voluntad, una razón humeante que destella indecisiones, el tormento de un cielo inclemente, acompaña mi desempeño diario.
Tus ojos se ven turbios a medida que, implícitamente, mis actos se vuelven tácitos por el sólo hecho de haber cambiado en mí, la concepción de tu imagen.
Me miran, tristes… quieren hablarme un lenguaje ya olvidado; me mirás, y tu mirada taladra mis sentidos relegados, mis texturas recordadas, mis órdenes inventadas
El hablarte se vuelve difícil, generando una atmósfera densa y pesada, dónde una multitud de antiguos fantasmas deciden atormentarme agitándose en mi interior.
Tengo que decirte algo, pero hay un miedo dentro de mí, arcaico, viejo, que trepa desde las profundidades como un lagarto frío… Es un jirón de sentimiento, que durante mucho tiempo durmió tácito
Quisiera que por una vez, las palabras no fueran necesarias. Quisiera no tener que aclarar algo que está sobreentendido
No te culpo por esto, solamente percibo lentamente que ya nada es igual, que todo fluctúa y que las cosas no van a ser del mismo modo.
No puedo permitirme estar enfrentada a esta dicotomía, de un alto precio tras la derrota y un gran premio para la victoria… ¿qué pasa si caigo lejos de tus brazos? ¿Qué pasa si sólo hay un grito vacío para sostenerme?
Pero la agonía de la duda persiste, inquietud que sólo será saldada cuándo las cosas estén claras, ¿entre nosotros las cosas, estarán alguna vez claras?; Y, pausadamente, con un compás perdido, la pregunta se desangra…
Tanta pasión latente; Tanta retórica vacía…
Implícitamente mi boca te habla… detrás de una mascara de rectitud se esconde el deseo, detrás de una pared de certezas siguen danzando mis dudas